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   A Degaña, que viene a ser lo mismo que el Valle de Degaña, se le pueden echar muchos piropos. Se puede cantar su belleza inesperada, sus grandiosos bosques; se puede contar que es el valle habitado más alto de Asturias, o que es una de las mejores zonas oseras de la cordillera Cantábrica; también se podría decir que el urogallo aún habita sus bosques. Pero todo eso no son más que palabras, y todas estas descripciones y datos no pueden reflejar lo que sólo la vista puede comprobar. Por eso hay que visitar Degaña. Nada se pierde y hay todo un mundo que descubrir.

La Iglesia de Santa María de Cerredo con el fondo del Veigardón o Cornón de Busmor, conocido como Alcornón de Busmori (1934 m.)

   Los bosques de Degaña son hermosos en la primavera, con todo un horizonte de ese verde brillante que parece retocado con el Photoshop; igual de hermosos en el verano, con el añadido de la permanente luminosidad de sus numerosos días soleados; en el otoño, es la locura del color, que emborracha, que agota los sentidos; y en el invierno, esa estación de la que parece esperarse sólo el tono mortecino de los bosques sin hoja, descubrimos cientos de miles de árboles tapizados de líquenes, ocultos durante las tres estaciones previas por la hoja, de aspecto fantástico y que dejan anonadado al más pintado.

   Las montañas de Degaña son altas, aunque no demasiado. Sí lo suficiente para dar ese retoque de lo salvaje y abrupto al bosque que crece a sus pies. Lo suficiente para cargarse de nieve muchos meses al año y realzar la belleza del valle. Y algunas de ellas son todo lo espectacular que este tipo de suelo puede permitir.

   Cualquiera de las dos entradas habituales al valle -La Collada o Puerto de Cerredo y el Puerto del Rañadoiro- ofrece un panorama que obliga a aparcar el coche y pasar un tiempo disfrutando del horizonte.

Peña Mayor, a la izquierda, y Bóveda, derecha, dos de los bastiones del valle

   El municipio o concejo de Degaña se compone de cinco poblaciones principales: Cerredo, Degaña, Fondos de Vega, Rebollar y Tablado. Éste último no está dentro del valle de Degaña sino por detrás de un cordal donde se alza el Alto del Capillo o Collada de Tablado. Hay otros pequeños núcleos habitados, como La Prohida o Fondos de Vega de Abajo, el primero siendo unas pocas casas junto a la carretera general, y el segundo con muchas de sus casas convertidas ya casi en una braña.


   Zarreu o Cerredo era una localidad ganadera que, al igual que otras de Laciana o demás cuencas mineras, ya apenas conserva algún vecino dedicado a este menester. Sus barriadas mineras dejan patente la importancia que el carbón ha tenido en el desarrollo de esta parte del valle. De hecho Cerredo, con más de 850 habitantes, concentra más de la mitad de la población del concejo, muy por encima de la propia capital, Degaña.

   En la parte superior del pueblo aún se conservan hórreos, algún molino, casas antiguas y la Iglesia de Santa María de Cerredo, declarada Monumento Histórico Artístico en el año 2006 y cuya construcción se inició en el siglo XIV, aunque ha sido reformada a lo largo de los siglos. Un recorrido por esta parte de Cerredo es agradecido y entretenido, además de generarnos unas buenas vistas de esa porción del valle y de sus bosques.

Molino y hórreo
Hórreo sui generis
Muchos gallos en este corral

El Picón (1.863 m.) asoma tras una de las barriadas mineras
Iglesia de Santa María de Cerredo y Peña Mayor (1781 m.)
Espadaña de la iglesia
La Familia Minera




Tejados en el núcleo antiguo de la villa de Degaña

   La villa de Degaña, aún siendo la capital del municipio o concejo, no es la más poblada del valle, como se indicaba en el apartado dedicado a Cerredo. La mayor proximidad a las explotaciones mineras de esta última es claramente la razón que ha inclinado la balanza poblacional hacia el otro lado.

   Como con tantas otras poblaciones, es necesario abandonar la carretera principal y callejear por la población para descubrir su auténtica personalidad. Aunque las construcciones tradicionales de la villa de Degaña se concentran en el lado sur de la carretera general (hacia el río), del lado norte se conservan aún algunos ejemplos, como Cai Sebastián (Casa Sebastián), con su blasón, hórreo en el patio con la forma tradicional de U, y exterior bien conservado. En las proximidades del río Ibias, bajando alguna de las calles en cuesta desde la carretera, encontramos otra casa con escudo, Cai Capellán, y unos metros más allá, el último ejemplar de hórreo con cubierta vegetal (teito) de todo el municipio, perteneciente a Cai Rabico, aunque ya no sea visible desde hace años la paja que lo cubre, al estar cubierta con un plástico negro que lo protege de la ruina.


Hórreos de la villa de Degaña. El de teito, con su caperuza de plástico negro

Cruzando el río por el puente enfrente de Cai Rabico, el puente del Corral, comienza el itinerario que se dirige hacia las lagunas de Fasgueo. Más hacia el oeste, el puente de la Vega nos lleva por un camino encementado muy apacible, y para todos los públicos, hasta el pueblo de El Rebollar, por un ramal del antiguo Camino Real.

Cai SebastiánEscudo en Cai Capellán
El Pico Alto o Alto de la Moredina asoma nevado por encima del valle que lleva al puerto del Trayecto, desde la localidad degañesa de El Rebollar. Ésta y otras igual de interesantes, son las vistas que se disfrutan desde la villa de Degaña



 
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